jueves, 6 de agosto de 2009

La Salida Socialdemócrata

LA SALIDA SOCIALDEMÓCRATA

La socialdemocracia viene a ocupar ahora el centro del espectro político. Un centro muy cómodo, sin radicalismos, pero también sin compromisos, más que tratar de quedar bien con todos - y con nadie a la vez - , y también poder moverse de un lado a otro, según soplen los vientos.

Quizá su mejor época se alcanzó en los países europeos, especialmente los nórdicos, cuando la gente logró una serie de conquistas sociales después del gran descalabro de los 30's y del desastre de la segunda guerra. Sin embargo, desde el neoliberalismo de los 80's, hasta nuestros días, las élites se ha encargado de desmantelar ese paracaídas social y han dejado a las masas a la deriva.

En México el antecedente socialdemócrata lo tenemos en la Revolución, con ciertas corrientes, pero adquirió mayor fuerza e institucionalidad con Lázaro Cárdenas. Esa tendencia se fue desdibujando con los regímenes posteriores, dando lugar al corporativismo, o el clientelismo, que se exacerbó con Echeverría. Eran estos los tiempos de Willy Brandt en Alemania, de la revolución de los claveles rojos en Portugal, del gobierno de Felipe González en España, de los días de Carlos Andrés Pérez en Venezuela, y también del intento fracasado del socialismo en libertad, por parte de la Unión Popular en Chile, con Allende.

Luego vino el viraje liberal hacia los dogmas de los libres mercados - nunca lo fueron, ni lo serán - y del paulatino desmantelamiento de toda política social, a favor del reinado sin disputas del gran capital, sobretodo del capital financiero. Este período se alargó de los 80's hasta nuestros días, aunque ya muy debilitado por los fracasos acumulados.

Sin embargo, ahora la escena mundial se reconfigura, ante la debacle de las ideas liberales en la economía, y resurgen las tendencias de la intervención estatal y de cuidar ciertos renglones sociales que se habían dejado de lado.

No estoy tan seguro que el mundo se cargue a la izquierda, es más, apostaría a que no es así, sino que más bien hay una nueva oportunidad para que reaparezcan las corrientes socialdemócratas, y toda su parafernalia demagógica centralista.

Los mercados pueden dormir tranquilos, pues los políticos "centristas" (ahí colocaría al PRI) saben cómo entretener a las masas demandantes del cumplimiento de sus derechos violados. Vendrán los días del liberalismo social, tan contradictorio como la misma figura salinista que lo promovió. El PAN no sabría cómo gestionar la nueva situación, de hecho a Calderón lo vemos totalmente fuera de foco, por eso los priistas vienen de regreso, y el PRD aprovechará el momento para reconfigurarse y tratar de recobrar algo del camino perdido, colándose en la corriente socialdemocráta de moda.

La socialdemocracia priista dejará muy decepcionados a muchos, y le cobrará mayores cuotas a los empresarios que quieran seguir haciendo pingües negocios, pero será un mal necesario, a manera de válvula de escape de tantas presiones sociales que se han venido acumulando.

Entonces, aunque algo tarde, nos encuadraremos con el entorno externo: Obama, Zapatero, Lula, Bachelet, etc. Podría parecer sano un respiro de este tipo, en forma de analgésico temporal, pero no nos llevará muy lejos, y acabaremos con más contradicciones, más corrupción, más conflictos.

Tal parece que en esta oleada de confusiones, las ideas novedosas brillan por su ausencia. La gente divaga, no le encuentra la cuadratura a las circunferencias, todos están ocupados en resolver su situación personal inmediata, la solidaridad ha quedado a un lado, los jovenes ni la conocen, los medios de comunicación siguen en su tarea de bombardear hábitos de vida a través del consumo y en asegurarse de que fluya la información desordenada, los poderes fácticos ganan tiempo para acomodar sus estrategias y darles una maquillada presentable, a manera de proyectos nuevos redentores, pero todo seguirá igual, la miseria y el abandono social continuarán su marcha infatigable, mientras el gran capital financiero, como aspiradora, seguirá absorbiendo las riquezas que crea el trabajo de los demás, apoyándose en la tecnología y en el ambiente de confusión generalizada.

Entramos de lleno a la segunda década del tercer milenio. Sin embargo, la esperanza nos acompaña todavía, no nos ha abandonado, quizá ese sea el mayor hallazgo de la sociedad civil, para enfilarse a reconstruir la patria maltrecha.

Rafael Isás

1 comentario:

  1. Rafael,

    En los ejemplos reales de socialdemocracia latinoamericana que conozco un poco (Lula, Arias, entre los menos malos, y, luego, los Kirchener, conozco poco de Tabaré o Bachelet) hay un compromiso ilegítimo con la oligarquía o con otras hordas inmencionables (narcotráfico, mafia internacional USA-europea). Además, hay una aceptación franca y pública del "libre mercado", o sea, aceptación de que la oligarquía funciona independiente, sin regulaciones y con muchos privilegios y exenciones, algunos de ellos hasta francamente ilegales, porque si no, dicen, la economía no funciona (also así como lo que nos quisieron meter a la fuerza de que la globalización era irrenunciable). Pero en un modelo teórico de socialismo alternativo, yo no puedo aceptar la premisa del respeto a la libertad del mercado que nos han fabricado los oligarcas. El mercado, si algo, hay que liberarlo, hacerlo social, no dejarlo que embista incontroladamente manipulado por los más privilegiados o poderosos.

    Entonces, ¿quén debe regular el mercado para que sea, si no libre absolutamente, si social y justo? Yo creo que siempre debe ser el estado el responsable inmediato de la regulación, pero controlado por otra entidad en nombre de la sociedad. Creo que esa entidad debe ser la sociedad civil. Una sociedad civil que no pueda participar en luchas por los poderes representativos democráticos (creo que éstos deben permanecer, como presidencialistas o parlamentaristas), pero que adquiere un institucionalidad reconocida legalmente, constitucionalmente (en Nicaragua tenemos un sistema de participación ciudadana con la sociedad civil reconocida constitucionalmente a nivel nacional, estatal y municipal en la toma de decisiones; Ortega ha anulado ese sistema pero es resucitable, porque sigue existiendo legalmente). ¿ En cuáles decisiones debería participar esa SC? En elaborar listas o ternas para cargos de poder representativo que no son electos por sufragio, de modo que la elección final (pero sólo de entre la lista de la sociedad civil) esté en manos del poder representativo adecuado, que es el legislativo; en elaboración y seguimiento de los presupuestos nacionales y municipales; en introducción y discusión de proyectos de leyes; en introducción de convocatorias a plebiscitos y referendos; en diseñar el sistema de tributación equitativo y justo; en discusión y en control de concesiones de recursos estatales a proyectos de desarrollo o a grandes trasnacionales; en convocar a debates sobre temas nacionales sociales, políticos o económicos y en organizarlo y moderarlos (creo que si hay eso, hay de verdad participación ciudadana autónoma en la toma de decisiones). La sociedad civil debería trabajar mano a mano con el Procurador de Derechos Humanos, u ombudsman, quien debe controlar a la misma sociedad civil. O sea, el poder participativo coexiste con el representativo, pero es independiente y no forma parte del mismo. En esa sociedad civil no hay sueldos que permitan un enriquecimiento desmedido, y, en cuanto sea posible, debe funcionar por voluntariedad, y en su institucionalidad legal deben estar representados y participar en sus decisiones todos los organismos civiles que existan en el país, independientes de partidos políticos. Así pues, no son parte de la clase política, pero tampoco de la clase lucrante o negociante. Son la sociedad civil organizada, que termina de definirse por su misma existencia autónoma de los poderes de la democracia representativa.

    Posiblemente, en Europa ya han tratado de andar o han andado por estos caminos. Pero han terminado subsumidos por el gran poder oligárquico, cuyas raíces siempre van a existir en este mundo de seres libres, o capaces de decidir entre ser éticos o hijos de la gran p. ¿Cómo eludimos esa bestia?

    ¿Te resulta interesante el tema? Te agradeceré tus comentarios.

    Iván García Marenco

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