lunes, 18 de octubre de 2010

¿TERRORISMO EN MEXICO?

Rafael Isàs

Nuevamente, y ahora con màs insistencia, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, ha externado su preocupaciòn por las formas que ha adoptado la violencia en Mèxico y ha declarado, palabras màs, palabras menos, que "hay indicios de que el narcotràfico se està constituyendo en una amenaza terrorista e insurgente, y que su gobierno està dispuesto a ayudar al Estado mexicano".

Leyendo entre lìneas, presuntamente la ayuda tomarìa la forma de venta de armas, asesoramiento y entrenamiento militar y, ¿por què no?, en un momento dado en el envìo de tropas para estacionarlas en bases dispuestas en zonas claves del paìs. Colombia viene a ser el modelo a seguir.

Pero ese clase de declaraciones no paran ahì. El Centro Para la Nueva Seguridad Americana (CNAS), con sede en Washington, recientemente diò a conocer un trabajo realizado por el coronel retirado Robert Killebrew y por la investigadora Jeniffer Bernal donde los autores señalan que "...las redes de narcotraficantes no constituyen solamente un problema criminal, sino que està evolucionando en una nueva forma de insurgencia criminal. La escala de violencia alcanzada de estos grupos amenazan a gobiernos y sociedades civiles en el hemisferio occidental y, crecientemente, a los Estados Unidos mismos." (ver:
http://www.cnas.org/node/5034)

Bajo ese contexto las voces de advertencia van subiendo de tono y van difundiendo una nueva conceptualizaciòn del problema que viene azotando a nuestro paìs en los ùltimos años. Obviamente que estas declaraciones encuentran eco en los medios de comunicaciòn convencionales, con la finalidad de ir moldeando a la opiniòn pùblica, en el sentido de que una futura intervenciòn indirecta, o directa, de las fuerzas armadas norteamericanas se vuelva "deseable y necesaria", pues se estarìa atentando contra la seguridad de los Estados Unidos.

Podrìamos decir con seguridad, entonces, que la militarizaciòn de Mèxico va en marcha y que nuestro gobierno va cediendo ante tales presiones.

Es oportuno recordar la tesis que la economista y periodista canadiense Naomi Klein desarrollò en su cèlebre libro La Doctrina del Shock: valerse de la desorientaciòn general, despuès de haberse producido conmociones colectivas - guerras, ataques terroristas o desastres naturales -, para impulsar medidas antipopulares como terapias de shock. La autora muestra còmo el uso deliberado de la doctrina del shock produjo eventos que cambiaron el rumbo de muchas naciones, desde el golpe de estado de Pinochet en Chile, la masacre de la plaza Tiananmen, hasta el colapso de la Uniòn Soviètica, y las tècnicas de chantaje llevadas a cabo por el Fondo Monetario Internacional para imponer el molde de capitalismo del desastre alrededor del mundo.

Parece que la vìa hacia la militarizaciòn creciente de Mèxico guarda ciertas similitudes con las tesis esgrimidas por Klein, ya que resulta incongruente que Estados Unidos impulse el armamentismo creciente en Mèxico, cuando en su mismo territorio no hace gran cosa para impedir el avance del ya masivo mercado de narcòticos dentro de su propio territorio.

A todo esto surgen las inevitables interrogantes acerca de què busca en el fondo la polìtica exterior de los Estados Unidos hacia Mèxico. Se antojan varias respuestas: la lucrativa venta de equipo y servicios bèlicos, que cobra relevancia ante la ya anunciada retirada de Irak; el aseguramiento preferencial de energèticos y materias primas estratègicos, sobre todo cuando el mercado internacional de crudo se acerca a su pico de producciòn històrica; el control o, en su caso, eliminaciòn de fuerzas polìticas independientes del camino que los Estados Unidos consideran conveniente para sus intereses, Colombia tambièn es un caso ilustrativo al respecto; y la eventual constituciòn de la naciòn mexicana como fuerza disuasoria sobre gobiernos centroamericanos que tambièn se salgan de cierta polìtica continental trazada desde Washington.

Lo alarmante del caso es que las intenciones norteamericanas no buscan precisamente la erradicaciòn del problema del narcotràfico, pues desdeñan por completo causas econòmicas y sociales inherentes a un modelo econòmico impuesto desde fuera, que ha generado el desarrollo desigual y el descontento generalizado.

La naciòn mexicana, y el continente entero deben de estar altertas sobre estos nuevos desplazamientos que manifiesta la polìtica exterior de los Estados Unidos. Nuestras aspiraciones hacia el futuro se estàn viendo comprometidas ante tal amenaza.










No hay comentarios:

Publicar un comentario